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Se consideran en relación con los aspectos físicos, biológicos y humanos del ambiente.
Las acciones de las personas sobre el medio ambiente siempre provocarán efectos colaterales sobre éste. La preocupación por los impactos ambientales abarca varios tipos de acciones, como la contaminación de los mares con petróleo, los desechos de la energía radioactiva o desechos radioactivos/nucleares, la contaminación auditiva, la emisión de gases nocivos, o la pérdida de superficie de hábitats naturales, entre otros.
Impactos sobre el medio natural:
Los impactos sobre el medio natural de las actividades económicas, las guerras y otras acciones humanas, potenciadas por el crecimiento demográfico y económico, efecto negativo. Suelen consistir en pérdida de biodiversidad, en forma de empobrecimiento de los ecosistemas, contracción de las áreas de distribución de las especies e incluso extinción de razas locales o especies enteras. La devastación de los ecosistemas produce la degradación o pérdida de lo que se llama sus servicios naturales.
Hábitos positivos en lo que se refiere a la naturaleza:
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No ensuciar ni contaminar los ríos, lagos, embalses, campos, montañas,… No echar basura al suelo.
- Utilizar el agua con moderación, tanto en la hora del baño, o de lavar las manos, etc.
- No hacer daño a los árboles, ni a los animales. Es necesario respetar el bien común.
- Reciclar y reutilizar lo que ya no nos sirve, en lugar de desechar. Los niños pueden transformar un simple tarro o envase de algún producto, en un juguete, etc. Debemos enseñar a los niños la importancia de reciclar.
- Tener respeto y contacto con la naturaleza, para conocer sus cualidades.
- Plantar, sembrar, irrigar y cuidar de la tierra, ni que sea en un huerto casero.
- Visitar bosques, granjas, jardines botánicos.
- Ver, siempre que sea posible, vídeos sobre la vida en los mares, montañas, etc.
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